Las preguntas por el coronavirus son muchas y encuentran respuestas en distintos frentes. Desde la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile apuntan a la gestión de datos mediante modelos predictivos. Los municipios apelan a la transparencia para facilitar su trabajo. Bajo una óptica sociológica, preocupa la transmisión del virus de barrios altos a los más bajos y las pocas medidas para paliar la crisis socioeconómica.

                                                                                                           

El 11 de junio se cumplirán tres meses desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara el brote del Covid-19 como pandemia. En Chile, pasaron sólo dos días desde este anuncio para que se confirmara el primer caso positivo de Coronavirus.

Pese a que la evolución de la pandemia fue más lenta en comparación a países como Italia y Estados Unidos, y a que las autoridades sanitarias aseguraron que Chile estaba en buenas condiciones para enfrentar la crisis, el 18 de mayo el presidente Sebastián Piñera asumió en cadena nacional que el país no estaba preparado para la llegada del virus. Esto, aun con las medidas dinámicas de confinamiento y con el reforzamiento de la red sanitaria.

En este escenario cabe preguntarse qué factores determinan la efectividad o fracaso de las medidas de contención.

 

Factor 1: Por qué fallaron las cuarentenas dinámicas

 

El miércoles 25 de marzo se decretaron las primeras cuarentenas dinámicas para siete comunas de la Región Metropolitana: Lo Barnechea, Las Condes, Vitacura, Providencia, Ñuñoa, Independencia y Santiago, y para dos de la región de la Araucanía: Temuco y Padre Las Casas.

Según consigna el Ministerio de Salud en su sitio web, la cuarentena se decretó para “disminuir la velocidad de propagación del Covid-19 en una determinada comunidad”. La medida limita los desplazamientos dentro del territorio en cuarentena, arriesgándose los infractores a multas que llegan a los 150 mil pesos por transitar sin mascarilla, y hasta los 10 millones de pesos si una persona diagnosticada de Covid-19 incumple su cuarentena al infringir el artículo 318 del Código Penal.

Tras sumar doce comunas de la Región Metropolitana al régimen de cuarentena total,  llegando a 30 zonas bajo confinamiento, el ministro de Salud Jaime Mañalich clarificó, durante la entrega de cifras del 8 de mayo, los criterios que se están usando actualmente para decretar la medida.

Entre ellos se encuentra el número de casos activos capaces de transmitir el virus;  el aumento en la incidencia de los casos (la densidad de casos confirmados por cada 100 mil habitantes); la concentración de casos activos por km2 y la capacidad asistencial de la red integrada Covid-19.  A estos criterios se suman la velocidad de propagación de los casos nuevos;  el perfil de la población (número de adultos mayores y enfermos crónicos) y otros determinantes sociales que no se especifican en el sitio web ni documentos compartidos por el Minsal.

Tras la resistencia inicial del Gobierno a las recomendaciones del Colegio Médico, el 13 de mayo se decretó cuarentena total para el Gran Santiago y las comunas aledañas. Hicieron falta 2 mil 660 casos en un solo día -un 60% más que en la jornada anterior-, 12 fallecidos y 34 mil 381 casos confirmados para poner en confinamiento a 4,8 millones de personas.

 

Modelos predictivos para una pandemia predecible

Marcelo Olivares es doctor en operaciones y gestión de la información, investigador del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI) y académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile. Junto a un grupo de colegas y alumnos de la facultad, desarrolló un modelo predictivo para evaluar estrategias que ayuden a mitigar la pandemia del Covid-19.

El modelo de Olivares y compañía replica la ciudad de Santiago y sus 6 millones de habitantes. Considera datos como la edad, el tamaño de las viviendas, los traslados en transporte público y privado, y las relaciones de cada individuo: trabajo, colegio y familia. Cada persona tiene cinco estados posibles: susceptible, incubando (no infeccioso), asintomático, sintomático y recuperado (inmune). Una vez construida la matriz de conexiones comienza la estimación para plantear estrategias de activación y levantamiento de cuarentenas.

En la conferencia “Cuarentena en Chile: ¿Estamos aplanando la curva?”, transmitida en YouTube por la FCFM el 7 de mayo, Olivares señalaba: “Quisimos simular cómo operaría una cuarentena dinámica que va haciendo un seguimiento dentro de un servicio de salud, y que, cuando los contagiados dentro de ese servicio sobrepasan un umbral, se gatilla la cuarentena. Esto no es exactamente lo que ha estado haciendo el Gobierno, pero es algo que queríamos evaluar como una potencial política de contención”.

Con esta medida, se estabilizaría la curva de contagios y alrededor de 2 millones de santiaguinos estarían bajo cuarentena, considerando la información manejada hasta el 7 de mayo. Según este modelo de confinamiento, comenta Olivares, los casos diarios podían reducirse a 500, considerando una capacidad de atención de 700 pacientes por día en el Servicio de Salud Metropolitano. En sus cálculos, el Minsal “implementó una política menos agresiva con las cuarentenas, donde se tenía alrededor de 1 millón de personas bajo cuarentena total”, lo que explicaría el alto número de infectados por día.

Sobre la posibilidad de un confinamiento total en Santiago, el investigador del ISCI comentaba que disminuiría rápidamente el número de contagiados. “El único problema es que, una vez que se levanta, rápidamente se vuelve a propagar el virus si no tomamos las precauciones para evitar los contagios”.

 

El subreporte de casos de la Escuela de Salud Pública de la UCH

 

Andrea Canals es magíster en bioestadística y docente de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile. Cada semana, junto a un equipo de académicos de la escuela, publican el “Informe Covid-19” sobre la evolución y proyección de la enfermedad en el país.

Pese a estar disponible en la página de la Escuela de Salud Pública y a que un miembro del equipo, el médico Mauricio Canals, trabajó al comienzo de la epidemia con el Colmed y el Ministerio de Ciencias en proyección y modelamiento de la pandemia, este no es un informe que llegue directamente al Minsal, afirma Andrea Canals. “Lo reenviábamos a mucha gente, y tengo entendido que llegaban a asesores del ministerio, pero no hemos tenido una comunicación directa con ellos”.

 Un dato importante de los informes es la predicción sobre los casos no reportados ni confirmados. Este subreporte dio cuenta de casi 6 mil infectados no notificados en la semana del 18 al 24 de mayo, es decir, un 20% más, lo que representa un aumento de la cifra semanal, de 25 mil 321 infectados a 31 mil 651.

“Si uno no tiene la capacidad y recursos para hacer muchos test, es casi imposible detectar la magnitud real de la epidemia”, dice la dice la académica. Este es el “efecto de medidor de Chernóbil”, donde la percepción de la pandemia puede ser mucho menor a la real, a pesar que en la última semana se realizaron un estimado de 24 mil pruebas PCR con un índice de positividad del 22%.

 En esto radica la importancia de los subreportes: “Hay que aceptar que uno no va a conocer esa realidad, y anticiparse a cómo debe ser. Tratar de estimar estos subreportes, tener claro que lo que uno ve es sólo una parte para, entonces, actuar con precaución”.

 Sobre la proyección del colapso de UCIs, el informe advertía hace ya cinco semanas que el peak se dará a principios de junio. Sin embargo, la última actualización adelanta una posible saturación del sistema para esta semana. Esto significaría que, aunque el Gobierno ha tomado medidas para paliar la pandemia, la crisis de hospitalizaciones es inevitable.

 Desde fines de abril, el modelo proyectado por el equipo de la Escuela de Salud Pública se ha adelantado a la evolución de la pandemia. Un ejemplo es la proyección de casos por día en mayo -cifra redondeada en 4 mil nuevos infectados-, la curva de ocupación de camas UCI y la de fallecidos (ver gráfico).

 

Sin embargo, Andrea Canals explica que este gráfico y los datos son fotos del pasado, “porque un caso que se contagió hace dos semanas tal vez recién fue confirmado hoy y reportado en el informe del ministerio”.

 Pese a la exactitud del informe, la académica hace hincapié en que no es infalible, pues es susceptible a los cambios que se generen a partir de nuevas medidas de contención, o del levantamiento de estas. Tal caso puede darse con la cuarentena total en el Gran Santiago, donde más de 4 millones de personas permanecen en confinamiento. Canals comenta que el efecto real de esta medida se verá en dos semanas o más: “Puede que se vea un efecto, pero no sé si vaya a ser tan grande como para reducir lo que ya estamos viendo, sobre todo en ocupación de camas”.

En la misma línea y en el último informe, los académicos de la Escuela de Salud Pública han agregado un nuevo modelo predictivo basado en un proceso estocástico, es decir, para medir magnitudes aleatorias, como las de una pandemia. Este modelo proyecta el peak de casos para el 2 de junio, con un aproximado diario de 6 mil positivos por día y una suma total de 238 mil 251 contagiados en todo el país. El número más crudo, sin embargo, son los 5 mil 486 fallecidos estimados, suponiendo que no haya rebrotes. (Ver recuadro)

Otros datos imprescindibles para la elaboración del informe son el cálculo del R0 y del Re. Según explica la magíster en bioestadística, el R0 representa la velocidad de propagación del virus y se expresa en la cantidad de casos que contagia un positivo. Por otro lado, el Re, o “R efectivo”, es la velocidad de propagación de la epidemia cuando ya se han tomado medidas como cuarentena o distanciamiento social. En ambos casos, una variación decimal puede graficar un colapso total del sistema sanitario.

En cuanto al acceso a información, el equipo de la Escuela de Salud Pública no ha necesitado tanto, pero comprende que, si se quisiera hacer un modelamiento más complejo, no están los datos para hacerlo. Algunos están atrasados, como los infectados por comuna, que tienen un desfase de tres días.

 

Un reparo de Canals es que en el sitio web del Ministerio de Ciencias hay un repositorio de datos, pero no por caso, sino en distintas tablas. “Tenemos tablas separadas: casos por comunas, casos por grupo etario, etc. Pero no tenemos el cruce de esas variables. No hay una base madre de todos los casos confirmados con sus variables de interés que podría estar, obviamente, anonimizado. Podría tener las regiones, los síntomas, si tenía comorbilidades y caracterización demográfica, sexo, edad, comuna, región, cosas así”.

En la misma línea, otro problema para modelar son los datos de test realizados por región, pues no necesariamente representan los PCR tomados en el día por habitante. Es decir, el examen se hace en la localidad, pero si esta no tiene capacidad, es derivado a otra región y, por lo tanto, no es contabilizado. “Por ejemplo, por muchos días, aparecía la región de Coquimbo sin PCR. Y no puede ser que no le hayan hecho un PCR a alguien de Coquimbo”, ejemplifica Canals. “Entonces, ese dato nos sirve como aproximación, pero, al final, a uno le gustaría saber cuántos exámenes se hicieron a gente de esa región”. 

 

Factor 2: La falta de transparencia

 Uno de los aspectos más ampliamente cuestionados, tanto en la comunidad científica como por dirigentes gremiales y municipales, es la falta de transparencia de los datos manejados por parte del Minsal. Entre ellos, la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, y el vicepresidente de la Asociación Chilena de Municipalidades y alcalde de Puente Alto, Germán Codina; ambas autoridades planteando que un mayor conocimiento de la ubicación de los casos ayudaría a la efectividad de las medidas.

 

Acciones municipales

 Desde el inicio de la pandemia en Chile, los gobiernos locales han cobrado importancia para los ciudadanos de cada comuna. Han sido los municipios quienes se han encontrado en terreno con vecinos desempleados, adultos mayores sin apoyo familiar y con sus redes de asistencia primaria próximas a colapsar.

Ante la crisis, alcaldes como Codina y Felipe Delpin, de La Granja, acusaron falta de recursos, de información y de apoyo del Minsal, a lo que el Ejecutivo respondió con un decreto que entrega mayores atribuciones a los municipios para la fiscalización en el contexto del Covid-19, que se publicó el 14 mayo como decreto N° 203; y al día siguiente, con el decreto N°204 para la creación del Fondo Solidario Municipal, que permite la entrega de más de 80 mil millones de pesos distribuidos en los municipios del país.

Karen Rojo, alcaldesa de Antofagasta, comuna que supera los mil contagios y que tiene la mayor tasa de ocupación activa de camas UCI en Chile tras la Región Metropolitana, ha hecho hincapié en que las medidas de las autoridades sanitarias no fueron preventivas, sino que se enfocaron en la reacción, aun con conocimiento de lo que estaba pasando en el resto del mundo. En marzo, la municipalidad instauró cordones sanitarios, entregó kits de protección personal y sanitizó los espacios públicos. Sin embargo, Rojo reclama que las medidas tomadas no sirvieron porque la autoridad no les brindó el apoyo para decretar cuarentena en la comuna.

“La situación se nos puso muy compleja cuando no veíamos una acción preventiva de parte del Gobierno. A nosotros nos llegó la cuarentena muy tarde, hoy los peaks de contagio en la comuna de Antofagasta están descontrolados: ya llevamos más de 1.100 casos y hay muestras que todavía faltan por procesar por una falta de insumos en los laboratorios”, explica la alcaldesa.

Karen Rojo apunta además a la prudencia en el uso de los datos de casos positivos, pues los necesitan para entregar ayuda social a los confirmados, pero sin recursos no tiene utilidad manejar esta información. De ahí la necesidad de empoderar con recursos a los municipios. Sin embargo, dice, “es imposible controlar una curva en donde ni siquiera el mismo Gobierno sabe dónde están los brotes”.

Sobre la publicación de los decretos, la alcaldesa de Antofagasta enfatiza la necesidad de una “mirada solidaria del Estado hacia los municipios” y la urgencia de inyectar los recursos que anunció la Presidencia. “Hace mucha falta ahora, no en un par de meses más. Ahora estamos en un SOS, la gente se está muriendo de hambre”, declara.

En la Región de la Araucanía, Manuel Painiqueo, alcalde de Lumaco, señala que la fiscalización municipal se realiza desde marzo. En medio de la preocupación por no tener un hospital para atender a pacientes Covid positivo y del colapso sanitario en Temuco, decidieron instalar un control sanitario con funcionarios del Cesfam en la principal vía de acceso a la comuna, donde convergen los caminos hacia Temuco, Victoria, Traiguén, Angol y Los Sauces. Allí se empezó a controlar la temperatura y a sanitizar los vehículos con bombas de espalda, mientras en la ciudad se desinfectaban las poblaciones y los lugares de mayor concentración de personas.

Como medida preventiva, los propios funcionarios del Cesfam de Lumaco tomaron la iniciativa de separar al personal en dos grupos frente a la exposición del control sanitario. Mientras el 50 por ciento está trabajando, la otra mitad hace cuarentena preventiva para reemplazar al grupo trabajador pasados los 14 días, y así asegurar la disponibilidad de funcionarios en caso de que surja un brote.

Respecto del decreto, Painiqueo declara que la fiscalización interna se realiza desde un principio, a pesar de que esta se apoyara en la buena voluntad de los conductores a ser controlados, pues anteriormente “los funcionarios no tenían ninguna atribución de pedir información a los conductores”. Por lo que el decreto llega a estandarizar lo realizado por varios municipios a lo largo del país.

En la Región Metropolitana, en tanto, la situación es hoy desoladora. Desde el lunes 18 de mayo, vecinos de La Granja y El Bosque se manifiestan en busca de soluciones que los ayuden a afrontar la crisis económica que trae la pandemia. Alegan que, si no mueren de coronavirus, morirán de hambre, pues los bonos del Gobierno son insuficientes para mantener una familia, y que muchos son trabajadores informales imposibilitados de hacer cuarentena porque necesitan salir a trabajar.

Las protestas vecinales en La Granja y el Bosque motivaron a otras comunas precarizadas a movilizarse. En La Pintana, el desempleo y la alta cifra de contagios han dificultado la contención del virus. Su alcaldesa, Claudia Pizarro, fue una de las primeras autoridades municipales en dar a conocer la baja en el número de test PCR que pueden enviar los gobiernos locales al Instituto de Salud Pública (ISP): “A la fecha, tenemos 656 tomas de muestra que no nos han llegado”, contabiliza.

 La baja en los testeos preocupa a Pizarro por las implicancias que puede tener en la expansión de los contagios en la comuna. Comenta que hay exámenes que fueron tomados el 8 de mayo y que aún se mantienen sin resultados: “Eso es mucho tiempo, y la gente no tiene cómo justificarse en un trabajo, porque no tiene el resultado. Sólo tienen el dato de que se presentaron a un centro de urgencia, a un Cesfam a hacerse el examen”.

Desde la municipalidad transparentan que alrededor del 40% de los test realizados resultan positivos. Con estos datos, estiman que cerca de la mitad de la población pintanina podría estar infectada, siendo probable que una parte de esos vecinos continúe asistiendo a ferias o a trabajar. La alcaldesa comenta que desde el 22 de marzo, el municipio está realizando seguimientos a los casos de coronavirus, facilitando la atención psicológica vía telefónica y la entrega de cajas de mercadería a los vecinos infectados.

Respecto de las mayores atribuciones de fiscalización sanitaria que anunció el Gobierno, Pizarro comenta que La Pintana está con un 20% del total de los funcionarios municipales trabajando. En el 80% restante, hay funcionarios de riesgo con teletrabajo y otros que, tras 14 días, relevan funciones con quienes realizaban trabajo municipal en terreno. “Lo que se ha anunciado es poco practicable en el caso de los funcionarios municipales, porque los que están trabajando ya están con una sobrecarga tremenda, comenta Pizarro. “Los tenemos en la calle repartiendo mercadería, pero también haciendo una supervigilancia”.

Igualmente, explica que la cantidad de personal municipal capacitado es muy baja. En la comuna sólo hay cuatro fiscalizadores municipales. La alcaldesa asegura que hasta el momento no han sido contactados por la Seremi para realizar capacitaciones a sus trabajadores. También le preocupa que no se asignen recursos que permitan aumentar la renta de quienes realicen las fiscalizaciones: “No es tan fácil, no es de la noche a la mañana que esto se puede solucionar”.

 

Factor 3: La sociología de la pandemia

 Las lecturas sobre el Covid-19 y sus efectos han sido registradas ampliamente desde el punto de vista epidemiológico y matemático, dejando de lado la visión más humanista y sociológica del problema: tratar a las personas como nodos en una red de conexiones que pueden infectar o ser infectados, descuidando su dimensión social.

 

¿Estaban las condiciones para evitar la crisis sanitaria?

 Hace dos meses, el epicentro de la pandemia se había desplazado desde el continente asiático al europeo. En ese entonces, un colapso como el español se veía lejano desde Chile.

Sin embargo, hoy las cifras alarman y las proyecciones no parecen indicar que estemos en el peak de la pandemia. Desde la Universidad Autónoma de Barcelona, el sociólogo de la Universidad de Valparaíso y magíster en Geografía y Procesos Territoriales en la Universidad de Bolonia, Gino Bailey, analiza el escenario pandémico en el país.

Bailey explica que las circunstancias para evitar la propagación del virus eran favorables: “En lo cualitativo, estaban todas las condiciones para que en Chile no ocurriera lo que está ocurriendo”. En primer lugar, la densidad poblacional en Chile es inferior a la de otros países del continente, especialmente fuera de la región Metropolitana. Asimismo, los canales de entrada internacional son reducidos e identificables, pues la mayoría de los puntos de ingreso desde otros continentes son los pocos aeropuertos internacionales.

Otro factor determinante en la expansión del virus fue su transmisión desde las comunas de estrato social alto, donde se dieron los primeros casos dentro de la RM, hacia las comunas más populares y con menores recursos. Aquí, Bailey distingue entre el modelo chileno y los modelos asiáticos y europeos: “En China, con todo lo capitalista que también es, hay prioridad en los derechos sociales. Allá, lo común está por sobre lo individual. Entonces, muy críticos podemos ser con los chinos, pero la gestión que hicieron fue mucho más acertada que la que está haciendo EE. UU. (…) Aquí [en Europa] hay un término medio: son sociedades capitalistas pero de bienestar”.

 En Chile, por el contrario, la organización del Estado no permitió una intervención rápida en ayuda de la población más vulnerable. Bailey observa que en Chile, “que es un caso particular de un capitalismo radical y obviamente siendo súper consecuentes con el modelo de desarrollo que tenemos, no se tomaron esas medidas. Y lo que tienes es la necesidad. O sea, la gente necesita trabajar. No se generó en el primer mes ninguna medida para subsanar [la crisis] y, diciéndolo en términos populares, “parar la olla”. Entonces, ¿qué hace la gente? Se tiene que desplazar. ¿Y dónde trabaja la gente de los barrios populares? En los barrios altos y en servicios con harto contacto con público, etc. Eso es una hipótesis: se iba a propagar desde ahí”.

Las posibilidades desde la organización local

Desde un principio, la disposición de cuarentenas dinámicas no obedeció a la administración de los municipios, sino al Minsal. En una pugna con el poder central, los alcaldes han pedido hacerse cargo de lo que sucede en sus territorios, para decretar cuarentenas, repartir ayuda y controlar el avance local de la pandemia. Han surgido como figuras centrales en el combate contra el coronavirus, incluso algunos asomándose como presidenciables.

A pesar del crecimiento del poder comunal, Bailey formula reparos: “No creo que haya que tener una imagen idílica de los municipios. Lo digo por experiencia laboral, pues los municipios son entidades complejas”. Para el sociólogo, muchos no han tenido un proceso de transformación interna, como los de las comunas más rurales de la RM: “me refiero a Til Til, Melipilla, Alhué. Lo que se va a encontrar es entidades ancladas en estructuras culturales muy de la dictadura chilena”.

 Para el sociólogo, las estructuras municipales deben analizarse desde su capacidad política, ecológica y sociocultural: “Si uno analiza la estructura municipal, la primera pregunta que aparece es, bueno, a esta estructura, que es local, ¿se le puede denominar gobierno local?”. Lo local, explica, no es lo municipal: “Todas esas disidencias, expresiones políticas, territoriales y no tan territoriales, como los feminismos y las diversidades, los movimientos territoriales y ambientales, y también de los jóvenes”. Una gama de expresiones políticas que surgen desde el regreso a la democracia y que, en su evolución, han logrado administrar y articular un territorio en pos de un fin común. “Si entendemos por eso lo local, hace mucho tiempo que las respuestas y la propuestas políticas, culturales y sociales, vienen de lo local”.

 Ahora bien, las municipalidades como organizaciones territoriales, según Bailey, también deben responder a un fin ecológico: “¿Este territorio tiene las capacidades para desarrollar la vida? O sea, desde el nacimiento hasta la muerte”. En este sentido, la localidad debe saber construir un sustento para mantener a sus habitantes vivos, aun en los momentos críticos: dar respuesta al hambre y al desempleo. “El mensaje que le han dado a Lota, Coronel, Tocopilla, Puchuncaví, Petorca, Til Til, es precisamente el contrarío, es decir, no existen las posibilidades de desarrollar la vida”. El último reflejo de esta realidad, a su juicio, se ha visto en El Bosque y La Pintana, donde los municipios por sí solos no han sido capaces de mantener y desarrollar la vida de sus vecinos.

Finalmente, según Bailey, es en lo sociocultural donde se han cultivado las mayores capacidades de lo local: “No tenemos una tradición de lo local que haya permanecido en el tiempo, porque en dictadura todo eso fue disuelto y antes de llegar a la democracia se fue desactivando. Me atrevería a decir que si hay una posibilidad, esa hay que construirla. Porque está bien la movilización social, ‘el despertar’, pero ¿cómo esto puede transformarse en un dispositivo que en el funcionamiento sustituya aquello [la organización municipal]?”.

 

 

 

Catalina Araya

Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile

Felipe Arancibia

Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile

Paz Calquín Burgos

Periodista de la Universidad de Chile