La profesional, doctorada en Berkeley, dice que para enfrentar esta crisis aún hace falta poner mayores resguardos a la población y eso apunta, sobre todo, a hacer más test, a aislar ciudades con alto contagio como Santiago o Chillán, sobre todo en un escenario donde no existe gobernanza, ya que, según dice, el ministro Mañalich no da la confianza que tendría que generar: “Esta pandemia es como una guerra. Es una ilusión que cada uno se rasca con sus propias uñas”.

 

“Tenemos un problema de camas y es conocimiento público de que tenemos menos camas que el promedio OCDE y eso puede ser complicado para hospitalizar gente, pero eso se soluciona con hospitales de campaña, abriendo más camas, dejando que la gente que no tiene urgencias no se las hagan, pero no hay forma de manejar muy bien las camas críticas y los ventiladores”, dice Soledad Martínez, médica de la Universidad de Chile, doctora en Salud Pública de la Universidad de Berkeley, en California.

 

Ahora se encuentra  apoyando esta crisis desde la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile. Desde esa posición es que se hace un llamado para que se extremen las medidas de control, chequeo y aislamiento. También analiza el estado de la salud pública en Chile. “El ministro (Jaime Mañalich) anunció que habrá donaciones de ventiladores por parte de China, lo cual es estupendo. Hay que tener ojo con el tema de los insumos que tienen las camas críticas como los tubos y el recurso humano, médicos y enfermeras que deben estar capacitadas para aquello”. 

 

-La importante diferencia entre sistemas de salud privado y público, ¿cómo afecta la detección y entrega de tests? ¿Cuántos tests no se hacen por falta de recursos? 

-Es difícil saber, porque no se hace por falta de recursos. En realidad, no tenemos información al respecto y eso es lo que ha estado pidiendo el Colegio Médico al ministerio. Más información de cuantos tests se están haciendo, de cuánto disponemos. En general, la gente de Fonasa debería tener el test gratis, en el caso de la isapre, dependiendo de lo que cubre el plan. Habrá isapres que no harán en test porque el copago es muy alto. Yo he sabido de copagos desde cincuenta hasta cien mil pesos. Creo que el mayor monto era porque había que pagar la consulta de urgencia. Hay gente que puede decir “yo no tengo plata para eso”, y no se lo hace. Pero no sabemos. Es necesario testear a la mayor cantidad de gente posible, por ahora, a la gente que tiene síntomas. Y algunos síntomas específicos, no a las personas que solo tienen tos y hay criterios que van cambiando todo el tiempo. De hecho, hace un par de días cambió la definición de los casos sospechosos para la gente que no ha tenido contacto directo con alguien infectado o que ha salido del país. 

-¿Hay gente con menos recursos que podría no estar siendo diagnosticada?

-Sí. Pero la verdad es que el test está bastante disponible en el sistema público. Así que si podría ser un problema, siempre puede ser un problema por el acceso a la salud. En este caso, sería menos grave que no saber los casos. 

-¿Se deberían cerrar zonas críticas afectadas por el covid-19 como Santiago y Chillán? ¿Qué otras medidas deben decretarse para evitar su propagación? 

-Sí, creo que deberían cerrarse zonas críticas. Estamos en el momento de controlar esta infección, la propagación de esta epidemia y creo que podemos perfectamente cerrar Santiago y Chillán y con eso, enlentecer muchísimo más la curva epidémica de la cual se ha hablado bastante. De hecho, ya hay evidencias del Imperial College London que hizo unos estimados respecto a USA y el peor escenario es catastrófico. Entonces hay que tratar de hacer este cierre. Ahora ¿Por cuánto tiempo? ¿Y si se abre, se tiene que cerrar de nuevo? Lo más probable es que sí, es lo que por ahora se está pensando. Pero esto cambia en cinco minutos. Pero por ahora se está pensando que se debe cerrar dos meses, después relajar las medidas, y si vuelve a propagarse, cerrar todo de nuevo hasta que aparezca la vacuna. Hay otras medidas que se están haciendo, pero la más importante es el confinamiento. Yo diría que es el más importante porque es lo que va a frenar el contagio y la otra medida es bien importante es testear a la mayor cantidad de gente posible con síntomas respiratorios para hacer el control. Pero, de nuevo, si testeamos, le decimos que tiene covid y después la persona sale al supermercado un ratito, no va a servir. Hay que hacer un control de cuarentena, hay que perseguir a la gente, si se le ve afuera hay que sacarle una multa. Hay que hacer un control muy fuerte de la gente contagiada. 

-Considerando esta situación y el rol del estado como un “subsidiario”, ¿cómo ven los conglomerados de la salud a la salud pública? 

-En estos casos se ve que el Estado subsidiario no da abasto. Y no da abasto porque, en el fondo, no existen medidas de seguridad o protección social que permitan enfrentar temas como estos. Dejar la salud en manos de libre mercado genera los problemas que estamos viendo. Lo individualista de que “nos hacemos cargo nosotros mismos y el Estado solamente se hace cargo cuando nos estamos muriendo”, es la peor situación para una pandemia o para una guerra. De hecho, en la NHS (servicio de salúd pública británica) ni siquiera hay un seguro público, tú vas y te atienden solo por el hecho de ser ciudadano. Y no tienes que pagar seguros ni copagos. Ese nace luego de la Segunda Guerra Mundial, y claro, las guerras son así. Y esta pandemia es como una guerra. Es una ilusión que cada uno se rasca con sus propias uñas. Todos dependemos de los otros y en el fondo, en el caso de la gente con más plata, depende de las que tienen menos plata.  

-En esta misma línea, ¿qué se debería asegurar en el sistema público en caso de otra crisis similar?

-El problema es que lo que necesitamos, más bien, es una gobernanza, un gobierno de la red muchísimo más fuerte de el que tenemos. El tema de la gobernanza en Chile no funciona tan bien. Y ahí hay varias falencias que se han notado justo ahora. A pesar de que creíamos que teníamos una buena gobernanza, la verdad es que no es tan fuerte. Y ahí tenemos un problema grave: no podemos estar detrás de alguien todo el tiempo, no podemos estar inventando cosas. En estos momentos, necesitamos tener una persona que nos lidere realmente bien y eso ha faltado hace tiempo. Y el ministro no genera la confianza que debería generar. También está el tema de la Constitución, todo el tema del derecho a la propiedad, que debería estar subordinado al derecho a la vida y cosas que “no se pueden hacer porque es inconstitucional”. Todas esas cosas pueden cambiar con una nueva constitución que es también, lo que necesitamos.