Su nombre es Patricia Paola Fernández Silanes, pero pocos la conocen públicamente de esa forma. Con el seudónimo “Nona”, ha actuado y escrito novelas y guiones. Aunque no le gusta conversar de su vida privada, abre la puerta de su casa para hablar de sí misma: de cómo la lectura le ayudó a sortear las restricciones de la dictadura y la llevaron a un camino, sin retorno, por los libros y el Teatro.

 

En mayo, Nona Fernández fue a dar una vuelta por Italia. Hizo una nueva presentación de su antigua novela Fuenzalida –por primera vez traducida al italiano– en el festival de Perugia, y luego llevó su texto hasta el Salón de Torino, la Feria del Libro más importante de ese país.

A pesar de haber sido originalmente publicado en Chile en 2012, solo este año Fuenzalida encontró un camino hacia tierras italianas. Es una historia híbrida que tiene mucho que ver con ella: se trata de una escritora de teleseries que, un día sacando la basura de su casa, encuentra una foto polaroid con un hombre vestido de artista marcial. En esa imagen, ella cree reconocer a su padre, a quien dejó de ver cuando niña; entonces decide hacer un culebrón, básicamente para tener algo que contarle a su hijo.

Sin embargo, este libro –su quinta creación traducida al italiano– no es una autobiografía. Siempre es una ficción; una herramienta con la que creció en dictadura. Nona, hija única en un tiempo donde vivir estaba restringido por toques de queda, encontró en los libros y la lectura, un pasatiempo que la abrazó con mucha naturalidad. “Yo leía mucho, en mi casa había muchos libros, mi abuela y mi mamá siempre leyeron mucho. Entonces aprendí que la gente lee”.

 

¿En qué momento decidiste dedicar una parte de tu vida a trabajar y vivir de la escritura?

Yo creo que de la lectura pase a la idea de que me gustaba y quería escribir, todo mientras estaba en cuarto medio y en los primeros años de universidad. Uno quiere estar del otro lado. Yo recibí mucho de los libros, también quería pertenecer a ese universo y poder generar ese vínculo que yo recibí de ellos y de algunos autores. Pero era como un juego y con mucho pudor escribía cosas que no le mostraba a nadie.

Pese a estar insegura en un comienzo, decidió postular a un taller en el Instituto Goethe, impartido por Antonio Skármeta, que se abrió cuando llegó la democracia. “Finalmente seleccionaron a solo 15 personas, incluyéndome. A partir de ese momento y de haber logrado entrar al taller, entendí que quería ser escritora de verdad, que ese era un oficio y un camino que podía tomar”.

 

Ya has escrito varias novelas, ¿Cuál crees que ha resultado más desafiante al momento de llevarlas a cabo?

Yo creo que la última que escribí, que se llama “La Dimensión Desconocida”, porque es un texto de no ficción, es una gran investigación sobre un caso real de dictadura. En ella, Andrés Valenzuela Morales, conocido como el “Papudo”, un agente del comando Conjunto que en 1984 decidió dar su testimonio con la periodista Mónica González, fue el libro más difícil porque sentí una tremenda responsabilidad sobre mis hombros. Ahí no estaba inventando,  sino que hablaba de gente real. Todo tenía que pensarlo muy bien para no transgredir a nadie, porque trabajas con historias que no son tuyas, además son dolorosas, entonces hasta dónde tienes derecho a exponer ese tema. Todo era una gran reflexión y muchas decisiones éticas todo el rato, pero fue súper entretenido.

 

¿Qué te motiva al escribir un nuevo libro?

Los libros caen en uno, nunca los he buscado mucho. Normalmente, estoy terminando un libro y ya apareció el siguiente y cada uno es muy distinto, no es que tenga clara la idea de que va a tratar. Normalmente te diría que escribo mucho de lo que me incomoda, escribo mucho de lo que no entiendo, los libros son una forma de investigar esos temas que no entiendo, es tratar de buscar respuestas que nunca llegan la verdad, solo aparecen más preguntas que a veces no caben en el libro y son parte de otro más.

Con el tiempo, Nona Fernández también ha desarrollado en paralelo a su trabajo de escritora una carrera como guionista participando en el área creativa de diferentes teleseries en Televisión Nacional. Ella cuenta que nunca imaginó que terminaría trabajando en la televisión escribiendo teleseries, sin embargo, ya ha sido guionista en producciones como El laberinto de Alicia, Secretos en el jardín y Los archivos del cardenal.

 

¿Cómo llegaste a realizar guiones para diferentes teleseries?

También fue muy azaroso, yo estudié Teatro, y cuando salí de la universidad, tenía un grupo de creación colectiva; en algún minuto participamos en un festival juvenil donde presentamos una obra y ganamos. Jorge Marchant, que es un escritor dramaturgo que trabajaba en la televisión en ese minuto, era uno de los jurados, él vio esto y nos invitó a TVN a participar de un taller ya que buscaban guionistas jóvenes. El taller duró tres meses y luego seleccionaron a tres personas para trabajar en el canal y en ese grupo estaba yo. Así, esto apareció como una manera amable de tener un sueldo porque con el Teatro no pasaba nada. Esto fue la posibilidad de un trabajo interesante y entretenido donde se comulgaban las dos cosas que me gustaban, un poco la actuación y la escritura.

 

¿Qué es lo que más te gusta de este trabajo?

Que es muy entretenido, lo paso muy bien y siempre he podido trabajar con equipos interesantes. Además, me ha permitido desarrollar mi trabajo autoral en la literatura y el Teatro sin exigir necesariamente al Teatro y la Literatura que me den de comer. Además, me ha permitido no transar nunca en términos expresivos con el contenido de mis libros.

 

El Teatro y los desafíos para Chile

Así como Nona desempeña un rol como guionista y escritora, en su vida también ha logrado desarrollarse como actriz y dramaturga dentro del mundo del Teatro, participando en diferentes obras e incluso produciendo otras con su propia compañía llamada “La Pieza Oscura”

 

¿Cómo descubriste este mundo?

Es que a mí siempre me gustó el Teatro, la única vocación que siempre tuve clara era ser actriz. Cuando era chica, me llevaban mucho al Teatro, vi obras que me encantaron y al igual que con los libros, yo quería estar al otro lado, sobre un escenario.

Al terminar la universidad, Nona, junto a otros compañeros, levantaron una compañía con la que les fue muy mal. Para ella el momento y contexto eran dramáticos: estaba terminando  la dictadura y había pocas salas de Teatro ya que el público no existía. “Creo que he hecho un camino súper voluntarioso, ahora nos va bien, llenamos la sala y tenemos más facilidad para conseguir fondos porque una obra es cara de hacer, pero ha sido un camino largo”.

 

Junto a tu pareja crearon la compañía “Pieza Oscura” ¿Es muy difícil montar una obra de Teatro de forma independiente?

Es súper difícil en Chile, pero depende de la obra que quieras hacer, porque todo es una inversión. Existen fondos como el Fondart y otros estatales que están dando vuelta, pero siempre es poco para la cantidad de gente que hace Teatro. Lo que pasa mucho es que la mayoría de los actores tienen un trabajo independiente, entonces hay un lugar de supervivencia que no está en el escenario, lo que no debería ser. Aunque hemos ido avanzando, aún falta mucho y lo digo desde el lugar de privilegio de Santiago, pienso en las compañías de provincia y eso es más difícil todavía son pocas las regiones donde hay buenas salas de trabajo, ahí hay muchísimo que hacer.

 

Centrándonos en ese punto que mencionas, ¿Crees que falta más visibilidad y oportunidades por parte del Estado para esas compañías de regiones?

Sí, faltan más políticas de incentivo de trabajo artístico en regiones, que exista un acompañamiento y la oportunidad de crear cultura propia en cada una de las regiones. Falta que existan compañías de Teatro, escuelas, actores de regiones que generen sus propios trabajos con sus imaginarios y problemáticas.

 

¿Qué opinas del alto impuesto al libro en Chile?

Yo no sé si al bajar el impuesto al libro se leería más esa es la verdad, pero creo que en este país que un libro valga lo mismo que una botella de whisky es una ridiculez. Sin embargo, yo creo es otro el tema y tiene que ver con la educación que los chilenos tienen, donde la lectura no es parte de la vida doméstica y además en las políticas educacionales los libros que se eligen no sé si son los más atractivos como para seducir a la lectura. Además, de la alta competencia que se generan con las nuevas plataformas virtuales.

 

¿Por qué se genera esta de falta de interés por las Artes en general?

En general, los niños no tienen aproximación con el Teatro, los colegios no los llevan a ver obras teatrales y sin esa cercanía, es como si no lo conocieran. Las Artes están presentes desde que nos paramos en dos pies y decidimos caminar. El hombre cantó, pintó en las paredes, bailó alrededor del fuego, contó sus historias y las traspasó de unos a otros; entonces, no incentivar eso es desdeñar una parte súper arcaica y orgánica del ser humano. Estamos viviendo tiempos pragmáticos donde eso ya no es importante, reflexionar empodera a las personas y eso es peligroso.

 

¿Qué solución propondrías al sistema educacional para revertir esa realidad?

Yo creo que se necesitan políticas educacionales más agresivas para involucrar a los profesores en estas áreas. También, hay que pensar que el Estado tiene mucha injerencia en los liceos, pero no en los colegios particulares y en este país la mitad son particulares.

Nona comenta que ha participado en programas del Estado visitando colegios para fomentar la lectura. “Leemos con los estudiantes y cuando ellos son encaminados en una lectura por un profesor entusiasta, se generan sesiones magnánimas, donde me preguntan cosas, ven detalles que yo nunca pensé que estaban en los libros y veo un entusiasmo hermoso por la lectura”.

Después de plantear su perspectiva en cuanto a los problemas que enfrenta Chile, Nona piensa en su futuro y el área en que enfocara su trabajo.

 

¿Cómo te proyectas a nivel laboral a futuro?

No sé, cada vez que me preguntan eso me cuesta verme en el futuro, pero yo creo que por lo menos estaría escribiendo. Entonces en unos 10 años más debería estar en eso, no sé si actuando, porque cada vez se me hace más pesado actuar, podría seguir ligada al teatro. De lo que estoy segura, es que seguiría escribiendo.

 

Rodrigo Zepeda

Estudiante de Periodismo de la Universidad de Chile