El “príncipe del trap chileno”, quien hace un par de días estrenó el video de su sencillo “Solo”, habla sobre la nueva escena musical y sobre cómo ve al público local ante las nuevas generaciones musicales. Y comenta un tema  presente en sus letras: “No hay una cuestión cultural o social que tenga que ver con la salud mental, que genere realmente cambios y conciencia en la gente”.

 

Gianluca Abarza (22) se sienta en uno de los pisos del café público del GAM. Viste un polerón rosado, sobre el cual lleva un parka negra sin mangas. Su cabello, normalmente decolorado, está negro, tal como aparece en su recién estrenado video de la canción “Solo”, que formará parte de su nuevo albúm, anunciado para fines de año. Grabado en vertical, el clip lo muestra en una mansión junto a rosas que se incendian, al igual que su amor.

Si hay algo que caracteriza las letras del joven artista chileno, es su fuerte carga emocional. A diferencia de la mayoría de los artistas latinoamericanos de trap, que suelen cantar sobre sexo, drogas y fiestas,  Gianluca se preocupa de expresar lo que siente: “Con mis canciones quiero entregar algo que me está pasando, que me pasa o que me pasó… La gente siente algo con las canciones, quizás se plantea los mensajes en su vida, y la música les hace pensar sobre eso”.

Con más de 30 mil suscriptores en YouTube, el artista sanmiguelino que llena cualquier escenario en el que se presenta, siente que desde el lanzamiento de “Siempre triste” su carrera musical va en ascenso. Todo esto se ha transformado en ir “subiendo escalones todo el rato, ya que de a poco, se transforma más en una pega con la que puedes ir llegando más lejos. O al menos, así es para mí”.

 

-¿Cuándo partió tu gusto por la música?

-Desde chico me gusta harto la música. Recuerdo, a pesar de que tengo mala memoria, que como desde los 5-8 años -no me acuerdo, la verdad- siempre ha estado presente en mi vida. En mi familia se escuchan distintos géneros. Mi papá y mi hermano son más rockeros. Eso me influyó harto cuando chico. Después, , cuando tenía alrededor de 10 años, caché bandas como Daft Punk, que me gustaron mucho. Y un poco más chico me gustaba harto Gorillaz. La música siempre ha estado ahí.

-Entonces, no siempre te encerraste en el reggaeton o en la ¨música urbana”…

-Siempre he escuchado de todo. En la [enseñanza] media, yo era el que ponía la música en los carretes y siempre estaba pendiente del reggaetón que iba saliendo. Además, me gusta harto la música bailable como la salsa. En general, me cuesta encontrar un estilo que no me guste. Decir que un género en especifico no me gusta, o algo así, me cuesta. Escucho de todo. Igual, hay muchos músicos que me inspiran y que no tienen nada que ver con la música urbana.

-¿Por qué te decidiste por el trap?

-En verdad, hago de todo un poco. Creo que esto tiene que ver con que estaba, y sigo estando, bien pegado con el género. Escucho mucho trap y antes de cantar, ya producía música trap, entre otras cosas. Pero al momento de empezar a cantar, sentí que este era el ritmo que quería cantar. El rap nunca me llamó mucho la atención, y quizás no se me habría ocurrido cantar sobre una pista de rap. Pero cuando empecé [en el trap], me sentí cómodo.

-¿Crees que la música urbana se relaciona con lo marginal?

-Creo que tiene harto de eso, porque es el underground urbano. Más que lo relacionado con lo urbano, como el hip hop, el trap o el reggaeton, creo que tiene harto que ver con lo que pasa dentro o fuera de las poblaciones, en los barrios bajos de todos lados. Pero hace tiempo que sobrepasó eso, y si bien el trap, en sus inicios, tenía mucho que ver con ese concepto en particular, el concepto de música urbana ahora es como el pop. Sin embargo, creo que los códigos tienen harto que ver con eso y con la calle, también. hay música urbana de Alemania que nunca va a ser tomada como flaite, porque allá la gente no es flaite, por más que usen los códigos o sean de la estética trap. ahí la cuestión no tiene nada que ver con cosas tan flaites.

“Hace un tiempo solo había un tipo de reggaetón chileno o de música bailable. Había ciertas cosas que los músicos chilenos no hacían y que ahora las generaciones más chicas no tienen miedo de hacer”.

-Por lo mismo, lo urbano se relaciona con el barrio. ¿Crees que se estigmatiza a las personas que escuchan trap?

-Sí. Yo creo que igual tiene que ver con el ciclo de la música de los jóvenes. Por lo general, cuando un género empieza a ser popular entre los jóvenes, las generaciones más grandes, por uno u otro motivo, van a creer que esa música es mala. Pasaba antes con el reggaeton, con el rap, con el rock, con la música que sea, y creo que va a seguir pasando.
Por lo menos aquí en Chile, cuando se impuso el trap latino, no fue de una forma underground, sino que fue súper radial. Se impuso muy rápido. El reggaeton empezó a ser tomado como la música pop, siendo que antes ninguna mamá iba a escuchar reggaeton porque era flaite, o porque no le gustaba cómo la gente perreaba. Ahora, todas las mamás escuchan reggaeton“. 

-Por Chayanne y esos artistas…

-Sí po, y todas las canciones que hay de reggaeton. Creo que con el trap es lo mismo: siempre va a haber prejuicios, ya que la música que escuchan los jóvenes siempre va a ser así. Yo creo que va a ser la música que va pa’ delante, rompiendo esquemas o ciertas cosas establecidas.

-¿Crees que la música urbana está reivindicando en Chile lo que solía relacionarse con lo poblacional?

-Sí, pero también siento que reivindica un poco a la música popular. Hace un tiempo, solo había un tipo de reggaeton chileno o de música bailable. Había ciertas cosas que los músicos chilenos no hacían y que ahora las generaciones más chicas no tienen miedo de hacer: canciones en cualquier estilo, sobre cualquier beat, cantar sobre lo que sea. Yo, en particular, siento que hablo de sensibilidades de las que no se habla mucho, y eso es bacán. Y el Pablo Chill-e hace una cuestión súper social con su música. Siento que hay un espectro súper amplio de cosas que están pasando en la música urbana que son bacanes.

-Los estudiantes de las universidades se están movilizando por la salud mental. Con los datos de que Chile es un país depresivo ¿Crees que estamos al debe en esta materia?

-Creo que, en general, somos muy piola o muy pa’ dentro como sociedad. Hay un exceso de horas de trabajo, horas de estudiar, que te enseñan muchas cosas a la vez y no te puedes concentrar en una. También está el tema de las redes sociales, que te hacen estar viviendo todo el rato ahí. Entonces, la vida, en general, está brígida. Además, por lo que veo, la gente va al psiquiatra, y le dan pastillas, y listo. Es todo lo que se hace. Mucha gente vive medicándose todos los días, pero no hay una cuestión cultural o social que tenga que ver con la salud mental, que genere realmente cambios y conciencia en la gente. Hay otras formas de enfrentarse a las enfermedades mentales. Nos falta sacar más las cosas como sociedad.

 -¿Conversar más sobre el tema y que deje de ser tabú?

-Claro.

-En canciones como “Luces rojas”  tocas estos temas y los pones en tela de juicio. ¿Crees que se puede trabajar el tema de la salud mental a través de la música?

-Yo creo que sí, pero la música es música, y uno puede transmitir muchas cosas a través de ella. Pero hay cosas que están arraigadas en la sociedad. La música es un arma brígida. Toda la gente escucha música, y con ella puedes llegar a un público muy amplio. Todo el mundo te puede escuchar y es una responsabilidad, igual, pero yo lo veo más como arte, y no debería tener un rol moral en ningún sentido. Toda esa responsabilidad va por otro lado. Por ejemplo, yo siento muchas cosas que expreso con mis canciones, pero tampoco pensando en que ese es el propósito central.

 

 

-Estudiaste arte en la UDP…

-Sí, estuve un año y medio.

-¿Te viste en algún momento colapsado por la carga académica?

-O sea, por algo me salí (ríe). No me gustaba mucho la forma de estudiar. Salí del colegio pensando que iba a entrar a algo bacán, y que sería todo distinto de cómo era en la [enseñanza] media. Pero sentí que era lo mismo, solo que ahora era una carrera. Igual en artes hay hartas cosas que en otras carreras no, ya que los profes suelen ser más tela. Pero, al final, igual es súper escolar y tenía una carga académica con 7 ramos y no sé. Cuando estaba estudiando, pensaba que iba a estudiar dibujo, pintura, escultura. Me habría gustado estar un semestre estudiando pintura solamente, dedicado a eso, para así realmente pensar en eso, aprenderlo y trabajarlo. Nunca me ha gustado estudiar para la prueba o hacer las cosas por hacerlas. Siento que eso está mal en la educación en general: que se tenga que aprender las cosas de memoria y que no se aprendan realmente, sino que solo se aprende algo para pasar de curso.

-Cuando estabas en la universidad, ¿te diste cuenta de que te querías dedicar a la música? ¿O ya lo habías pensado?

-Siempre había producido música, hasta que llevaba un año y medio en artes, y un amigo me dijo que por qué no hacía una canción. Entonces, hice mi primera canción. En vacaciones de invierno hice el video. Luego, volví a la universidad pensando solo en hacer música. Quería dedicarme ciento por ciento a eso. Al momento de escribir mi primera cancion y hacerla, cambió todo en mi cabeza.

-¿Fue muy difícil hacer tus videos y autoproducirte? ¿Te viste con las herramientas para hacerlo?

-Yo creo que todo tiene que ver con querer mucho hacer las cosas. Estudiar arte me sirvió harto para tener un rollo estético, para pensar las cosas más allá de solo subir mi canción, querer hacer las cosas con un sentido. También me hizo verlo como una obra. Pero creo que tiene que ver más con tener las ganas de hacer algo.
Igual pasaba metido en el compu haciendo cosas. Bueno, todavía, pero ahora trabajo con más gente y es distinto. Antes era solo yo y mi compu, e igual trabajé con harta gente en las primeras canciones que hice. En ellas hay hartos beats y producciones que no son mias. Pero en las que son mías, les metia todo el trabajo. Después, para el video, por lo general me grababa un amigo o una amiga, y despues lo editaba yo, no más. Siempre pienso que uno puede hacerlo: hacer su canción o su video, y si le pones todas las ganas, de más que va a salir algo interesante. Están los medios, están los programas como para instalarlos en el compu, asi que eso democratiza harto la música, y se nota en toda la generación de artistas.

-En cuanto al arte en Chile ¿crees que es valorado?

-El arte, en general, es como una burbuja. En el arte visual no hay mucha gente que esté al tanto de lo que pasa y es, más bien, algo super elitista. Como que todo es un mundo aparte. En general, siento que falta apoyo del Estado y más políticas públicas que acerquen a la gente al arte y la cultura, porque hay un espacio que merece ser cubierto.

Danitza Jara

Estudiante de periodismo de la Universidad de Chile.